miércoles, 25 de noviembre de 2009

Diamantes


Su camisa entreabierta invita a extender la mirada más allá de lo bello de su cuello, pero su pelo negro, largo y lacio forman una especie de imbatible barricada contra la que intermitentemente vuelven a chocar mis ojos.

Ella tiene como siempre ese semblante algo tenso, esa mirada en principio desconfiada y ese temor discreto a ser descubierta amando a destajo. Mantiene las distancias, cuidadosamente sentada al borde de su desatino y su espalda tan prolijamente erguida denota una compostura a punto de colapsar. sin embargo aquí está. Con todo su coraje, con su nudo de palabras, con sus lágrimas de diamantes... aquí está.

martes, 3 de noviembre de 2009

Seis minutos


Asomo mi cabeza a duras penas, estirando el cuello con gran esfuerzo. La fantasía del ahogo vuelve a repetirse y ese sueño recurrente que no me deja en paz. Ella me abraza, como si me conociera de siempre y me alcanza una taza de té que yo agradezco y bebo lentamente de a sorbitos, mientras me caliento las manos, siempre heladas, contra la porcelana.

Desde afuera llegan voces de hombres cansados y el graznido de un pavo real llamando a su hembra con un intervalo de seis minutos. Los conté.
Mi corazón palpita lentamente. Es temprano en la tarde y aún no despierto.