Este fue siempre el lugar signado por las palabras dolorosas, por las medio muertas, por las enojadas. Este fue como el purgatorio de las palabras, el lugar a donde venir a vomitar lo poco que quedaba o se podía, y de últimas, me cayó de regalo...; yo no lo tenía previsto. Pero me hice cargo y lo llené con palabras crueles y rojas, con palabras que jamás rozaron siquiera lo que hubiese querido, pero claro... eran palabras pródigas..., recién venidas...y yo tan torpe, tan inexperta...
somos así los humanos: limitados, estructurados y concretos; por más altura que logremos en un vuelo seguimos siendo seres terrestres.
Trataré encontar la manera de no abandonar mis palabras aquí..., de escucharlas, de entender qué quieren decir.