viernes, 25 de febrero de 2011

Bendita inconsciencia


Ella no sabe, no piensa, no controla. 
Ella se deja llevar por eso que le traspasa la piel, que se abre paso por ese lugar nebuloso e indefinido,  que derrite los metales incrustados, que pone color sobre el pálido negro, que la eleva en el aire y la hace sentir una flor exótica recién nacida, única e irrepetible.
Ella se entrega definitiva e inexorablemente a su destino, a su deseo, a su placer...
Ella intuye sin hacer alarde de ello...
Ella disfruta y agradece, aún sin saberlo.
Y por eso mismo la amo.