jueves, 20 de mayo de 2010

Una Leyenda Mapuche

La imponencia del Cerro Domuyo ha dado también motivo para varias concepciones supersticiosas que los recopiladores han ido reuniendo hasta recrear lo que hoy se conoce como

Leyenda del Domuyo.


La historia se basa en la observación de los lugareños, quienes afirman que el Cerro se enoja en cuanto advierte que un forastero comienza su escalamiento a pie o asciende a caballo. Lo verdaderamente curioso es que son frecuentes la coincidencias.

Las muestras de enojo son el rodamiento de grandes piedras y las bruscas tormentas con precipitaciones de lluvias, granizo y nieve, que suele ocasionar la muerte del audaz que se atreve a violar su cumbre.
Lo hace para impedir que se llegue a conocer un encantamiento que celosamente guarda en la cumbre. Junto a la laguna, hay una hermosa joven rubia que se distrae peinándose con un peine de oro. La doncella es potegida por un toro colorado y un potro de pelaje lustroso y renegrido.

El toro es el que arroja las piedras y el caballo, con sus corridas y resoplidos, despierta el trueno y origina el rayo.