domingo, 27 de septiembre de 2009

Desalojo


Se libró orden de desalojo para los fantasmas y las desesperaciones. En esa casa ya no se llora por la leche derramada, por la pasividad ajena.

Ya no se reciben correspondencias, ni símbolos de paz, ni pedacitos de presencia.

En esa casa ya no quedan motivos para trabar las puertas, ni para tener miedo, ni para estar alerta.

Todo desde el afuera cayó por su propio peso, por su efímero aliento. Por la eterna diferencia que existe entre el “quiero y el “puedo”.

Pero eso, en esa casa, ya no importa nada.