En el fondo del mar se hallan algunos de los más inescrutables misterios.
El mar es como el cielo, sólo que tenemos la falsa sensación de que está más a nuestro alcance porque podemos acariciar sus orillas, mojarnos en él, saborear su alcalino beso y hasta tocar algunos de sus tesoros.
Pero por más lejos que podamos llegar, siempre quedará un rincón sin explorar, y allí, en en fondo de la negrura infinita, puede que se halle otra vez el cielo.