martes, 8 de septiembre de 2009

Pecado


Quisiera creer en gualichos y en maleficios. Convocar a monstruos de siete cabezas y saber lanzar conjuros y maldiciones.
Quisiera poder odiar con la misma intensidad con la que amo y poder borrar con el codo todo lo que escribí con la mano. Y después cortármela, para no volver nunca a cometer el mismo pecado.
O morir de una vez por todas. De una vez y para siempre. Morir a la inconsistencia de tan maltratado continente, morir envuelta de pasión, atragantada de besos, devorada por un ataque feroz de arrepentimiento.
Sí. cualquier cosa es preferible a este terrible olor a encierro. a este infierno helado y silencioso, a esta quietud morbosa; a tener que estar despierta y seguir viendo, seguir
viendo, seguir viendo.



Enferma


Qué desastre llegar a casa y encontrar tantos pedazos de palabras arrugadas, dejadas en cualquier parte... qué pocas ganas de juntarlas... ¿por dónde empiezo?.

Y eso no sería nada: lo peor es que tengo que tirarlas. Con lo mucho que las siento...
Pensar que yo escribía febrilmente...
Porque el amor siempre es la elección más urgente, porque el amor no llega todos los días.

Y ahora estoy enferma, enferma de pena, de destiempo, de yalosabías, denomeimportaigualestoyenamorada.
Y encima en algún momento voy a tener que ponerme a limpiar tantos restos de palabras.