Ella no sabe, no piensa, no controla.
Ella se deja llevar por eso que le traspasa la piel, que se abre paso por ese lugar nebuloso e indefinido, que derrite los metales incrustados, que pone color sobre el pálido negro, que la eleva en el aire y la hace sentir una flor exótica recién nacida, única e irrepetible.
Ella se entrega definitiva e inexorablemente a su destino, a su deseo, a su placer...
Ella intuye sin hacer alarde de ello...
Ella disfruta y agradece, aún sin saberlo.
Y por eso mismo la amo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario