Nunca son suficientes las letras para describir el asombro, la alegría, la impresión del golpe seco detrás de lo inexplicable.
Una confusa ensalada de sensaciones anidan en mi pecho, producto del encuentro y la pérdida de lo que fue y no fue. Esas cosas que no sabía que quedan para siempre suspendidas en lo profundo del recuerdo, entre el verde de unos ojos verdes y lo grave del silencio ya eterno, de una voz gravísima diciendo: "te amo"