viernes, 11 de septiembre de 2009

Caja Negra


Ni un segundo de distracción, ni nada más que agregar. Punto y aparte. Fin. Y a seguir.
Caminar con cuidado sobre los escombros tratando de no pisar nada que aún sirva para algo y con cuidado de no lastimarse más.
Demasiados huesos desparramados; demasiados. Demasiados ojos cerrados... esos ojos...
Demasiados días pasaron. Pasó la desesperación, el miedo, el enojo, el llanto a borbotones, pasaron todos los intentos. Pasó la furia del trueno y el silencio del invierno.
Y ahora todo es quietud. Quietud y desconcierto.
Buscar la caja negra ya no es necesario: fue un error intrínsecamente humano.

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